lunes, 22 de noviembre de 2021

¿Qué sentido tienen ciertas cosas? Una reflexión para cuidar el entorno



El sentido común como herramienta para cuidar el medioambiente


¿Qué sentido tiene que fabricar o comprar materias primas a 8.000 kilómetros de distancia, con lo que ello conlleva de tiempo y gastos de aduanas, transporte y demás, sea más barato que hacerlo con un proveedor de la misma ciudad, del mismo país o incluso del mismo polígono industrial?

¿Qué sentido tiene que un continente pequeño como el europeo deba ceñirse a unos protocolos y normativas para evitar el exceso de emisiones de CO2 cuando a lugares mucho más grandes y mucho más poblados como China o India, no se les exige lo mismo, ya que son las fábricas de mundo?

¿Qué sentido tiene que un smartphone esté garantizado para que dure un mínimo de dos años y se quede obsoleto a los pocos meses de comprarlo porque ya hay un nuevo modelo superior en el mercado? 

¿Qué sentido tiene arrojar un papel de algo o una mascarilla o lo que sea al suelo o al mar o al campo si no tenemos a mano una papelera o un contenedor, pudiendo guardarlo en un bolsillo o en el bolso hasta encontrar una papelera o llegar a casa y tirarlo a la basura? 

¿Qué sentido tiene fomentar que se deje de sobreexplotar una fuente de energía como es la quema de combustibles fósiles, para convertirlo todo en eléctrico por lo que se acabarían sobreexplotando otros recursos, como el litio, por ejemplo, para la fabricación de baterías, cuando lo lógico sería repartir la industria entre varias fuentes de energía para no acabar sobreexplotando unos determinados recursos?

¿Qué sentido tiene...?

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Cambio climático, hablemos en serio

 

Una reflexión a partir del sentido común para entender el mundo en que vivimos


El ser humano es físicamente una piltrafa. En el mundo salvaje estamos a merced de cualquier depredador y de cualquier inclemencia del tiempo, ya que evolutivamente no hemos desarrollado ninguna herramienta natural para la supervivencia como han hecho otras especies. No tenemos garras ni cuernos para defendernos. No podemos mimetizarnos con el entorno para ocultarnos del enemigo. No escupimos veneno para paralizar a nuestro adversario. No tenemos un gran pelaje que nos proteja del frío ni un sistema termorregulador que nos impida deshidratarnos con el calor. Sin embargo, hemos desarrollado el intelecto, el pensamiento abstracto, y eso nos ha permitido crear herramientas para defendernos de los depredadores y construir refugios o fabricar ropa para protegernos de las incidencias climáticas. Tenemos intelecto, usémoslo.

Lo que hacemos es transformar el entorno en el que nos asentamos, pero lo suyo sería transformarlo de manera que se pueda mantener en el tiempo, es decir, de forma sostenible. Si hacemos las cosas mal, lo acabaremos haciendo inhabitable para nosotros, pero quizá no para otras especies. Si convertimos un vergel en un erial, posiblemente no podremos seguir viviendo ahí, nos tendremos que ir, pero en ese nuevo erial posiblemente puedan proliferar otras especies que hayan desarrollado mecanismos adaptativos para ese medio. Pero si mantenemos el vergel, podremos evolucionar en él. ¿Cómo se hace eso? Con respeto, con humildad hacia ese entorno, manteniendo el equilibrio en la medida de lo posible, sin dejarnos llevar por la avaricia que nos haga sobreexplotar los recursos.

Se acaba de clausurar la COP26 de Glasgow. Por enésima vez se reúnen todos los líderes mundiales para ver cómo paliar los efectos del cambio climático y no se ponen de acuerdo. Los grupos ecologistas tampoco están de acuerdo con ellos, en las calles hay manifestaciones en contra de la cumbre y esta cumbre termina con muchos discursos bonitos y pocos acuerdos de calado. Hablemos en serio, si de verdad es tan urgente tomar medidas, ¿cómo es posible que no haya acuerdos realmente importantes? Si dos personas totalmente antagónicas que no se ponen de acuerdo ni en ideología ni en religión ni en visión de la vida,  de repente se ven al borde de un precipicio y solo pueden salvarse de la caída sujetándose a una cuerda, ¿no se pondrán de acuerdo por una vez en compartir la cuerda para salvar la vida? 

El clima cambia, los entornos cambian, el planeta evoluciona y nuestros hábitos de desarrollo como sociedad deberían ir en consonancia con ello, porque si no, el planeta acabará con nosotros. Otras especies se extinguieron en el pasado, ¿por qué íbamos a ser nosotros diferentes?