domingo, 31 de julio de 2011

El suelo está que arde


Veíamos en el artículo anterior que el suelo emana gases por acción de la actividad microbiana. Pero hay otro tipo de emanaciones, las de vapor de agua, que son causadas por el calor proveniente de la actividad magmática.

Las elevadas temperaturas del subsuelo provocan la ebullición de las aguas subterráneas, así que éstas salen al exterior en forma de vapor a través de las grietas en la superficie. Estas emisiones se conocen como fumarolas. En algunos casos, si la cavidad donde se junta el agua es muy amplia y la abertura por donde debe salir es demasiado estrecha, la acumulación gaseosa puede hacer que el agua salga como un surtidor. En estas circunstancias estaríamos hablando de los geiseres.

¿Dónde podemos encontrar estos fenómenos y por qué? Pues se dan en áreas volcánicas. Según la Teoría de la Tectónica de Placas, los continentes están divididos en placas litosféricas que reposan sobre el manto terrestre, el cual es fluido, y por lo tanto estas enormes masas de terreno, al no tener ningún anclaje, se rozan entre sí y esta fricción produce grandes presiones y elevadas temperaturas. Por eso las áreas de la Tierra donde confluyen los bordes de las placas, son zonas inestables muy propensas a padecer volcanes y terremotos.